Viaje a Japón, el país del Sol Naciente
Belleza, tradición, modernidad, armonía, luz, elegancia, amanecer, sutileza, penumbra, gracia, sencillez, fuerza, color, dinamismo, antigüedad, atardecer, delicadeza, paisajes, acogida, exquisitez, esfuerzo, misterio, templos, jardines, rascacielos, vida, tecnología, reflexión, tenacidad, sorpresa, amabilidad, eficacia, contemplación…
Todo esto, y mucho más, es Japón, un país, una civilización, una cultura excepcional, y unas gentes maravillosas, a las que tuvimos la fortuna de acercamos y admirar del 3 al 18 de octubre de 2015, en unos días que, además, fueron especialmente bonitos, llenos de luz y suavidad.
Japón, además, nos permitió conocer una cultura de raíces muy distintas a las de Europa, que nos facilitó comprender mejor las nuestras, además de poder descubrir tantos puntos comunes, también en la historia y en la cultura.
RECORRIDO muy COMPLETO y como siempre CUIDADO AL DETALLE, para gozar de los lugares más bellos y significativos del Imperio del Sol Naciente, desde Nikko, al norte de Tokyo, hasta la isla más meridional del país, Kyúshú, donde está Nagasaki, sin que faltasen encuentros con gentes del país, que nos permitieron conocer y admirarnos aún de tan apasionante país.
ENTRE LOS LUGARES QUE VISITAMOS DESTACAN:la siempre impactante capital, TOKYO, también con un bonito y tranquilo crucero por el Río Sumida; NIKKO, Patrimonio de la Humanidad, con el Santuario de Toshogu y la Cascada Kegon, el Parque Nacional de HAKONE, el MONTE FUJI, la “Montaña Sagrada” de Japón. Admiramos el Lago ASHI en barco, el Monte Komagatake, NAGOYA, el pueblo samurái de MAGOME, el Wakihonjin, la antiquísima hospedería de Tsumago, TAKAYAMA, la pequeña “Kyoto”, a los pies de los Alpes japoneses, SHIRAKAWAGO, bellísimo pueblo Patrimonio de la Humanidad, con las casas tradicionales de “Gassho-zukuri”, HIROSHIMA, con el Parque Conmemorativo de la Paz y la Cúpula de la Bomba Atómica, único edificio que quedó sin destruir. Nos acercamos a la isla de MIYAJIMA, con el Santuario de Itsukushima y el símbolo del país: el Toori Rojo, y NAGASAKI, en la isla más al sur del país, con el Parque de la Paz, el Museo de la Bomba Atómica… La preciosa SHIMABARA, y fuimos en barco hasta Kumamoto, y KYOTO, la capital del antiguo Imperio del Sol, con sus bellísimos templos, palacios y castillos. ARASHIYAMA, con el precioso bosque de bambúes; Uji, con el Templo Byodoin, donde participaremos en una ceremonia de Té; NARA, con sus jardines y lagunas; el Templo Todaiji, con el Gran Buda “Daibutsu”, el Parque de los Ciervos Sagrados y el Santuario Shintoísta de Kasuga; OSAKA, la Tokyo del sur, con su Castillo, el “Jardín Flotante” y el Edificio Umeda Sky, con sus impresionantes vistas; KOYASAN, el gran centro religioso con el templo Kongobuji, y su magnífica muestra de pinturas de la escuela Kano; el Mausoleo Okunoin, con los altos cedros flanqueados por las 200.000 tumbas de los más ilustres samuráis; y KOBE, en la Isla de Honshu, una de las ciudades más antiguas e importantes de Japón, y una de las primeras en tener comercio con Occidente, la última meta de este inolvidable viaje, que, ojalá, podamos volver a repetir y gozar.



| Bibliografía sobre Japón:
«El elogio de la sombra» de Junichiro Tanizaki. Editorial Siruela. Una breve y deliciosa descripción del alma de Japón.
«Requiem por Nagasaki», de Paul Glynn, que aborda la apasionante historia de Takashi Nagai, médico, científico, héroe nacional y superviviente a la bomba atómica en Nagasaki, que acerca magníficamente a la historia y cultura del Japón.
«Silencio» de Suzaku Endo, uno de los grandes escritores japoneses del siglo XX. Trata de la persecución religiosa en Japón en el siglo XVII y de la entrada de misioneros clandestinos en las islas. Es un libro duro, pero apasionante. Del mismo autor también está «El samurái», pero a mi juicio es mejor el anterior.
«Soy un gato» de Soseki Natsume. Trata la modernización de Japón, su cambio de mentalidad, la aparición de nuevas ideas y clases sociales, etc., desde la perspectiva de un gato doméstico. Vendría a ser una alegoría similar a «Los viajes de Gulliver» o «Cartas Marruecas», por citar un entorno más cercano. Está escrito en clave de humor.
«La presa», de Kensaburo Oé. Habla del final de la Segunda Guerra Mundial, en el que un bombardero estadounidense es derribado y sólo se salva un piloto negro, que cae en una aldea perdida del interior de Japón y cómo los del lugar deben cuidar de él hasta la llegada de las autoridades, cuando además es el primer negro que ven en su vida. Es también una novela dura.
«El crisantemo y la espada», de la antropóloga Ruth Benedict, que da mucha luz sobre el ser japonés y su manera de pensar y actuar. Está reeditado en la Casa del Libro y es fácil de encontrar. Es un libro de referencia.
«Kokoro», de Natsume Soseki. RB Libros 2011, nueva traducción. Es una novela que rezuma del alma de Japón, de un modo siempre implícito.