Viaje a Chipre, crisol de culturas. 25 mayo – 1 junio 2018
Del 25 de mayo al 1 de junio, en el esplendor de la primavera, viajaremos a una de las islas más fascinantes del mundo: Chipre, crisol antiquísimo y espectacular, puente cultural entre Oriente y Occidente, de historia infinita: egipcios, asirios, griegos, romanos, bizantinos, cruzados, turcos, británicos…, tantas civilizaciones han dejado huella en estas maravillosas tierras. Los resquicios de su apasionante historia todavía se observan en la actualidad, cuando parece que el país está a punto de recuperar su unidad.
Chipre, la gran isla del Mediterráneo oriental, en cuyas costas nos cuenta la mitología griega que nació Afrodita, la diosa del amor y de la belleza. Ante la lógica pregunta de por qué los griegos situaron aquí el nacimiento de esta diosa, la respuesta es lógica: por su belleza. Chipre, excepcional tesoro histórico y cultural, es también un bellísimo paraíso natural, de impresionante naturaleza, rodeado del omnipresente Mediterráneo, con preciosas playas y acantilados, notables montañas, valles, llanuras, sus tierras de naranjos, de vides, olivos… y sus amaneceres y puestas de sol casi imposibles.
Chipre, en efecto, es un verdadero paraíso entre Europa, Asia y África, desde cuya gran montaña central, el monte Olimpo, se puede divisar en los días más claros las costas de Anatolia y Siria (ambas a apenas 80 km de distancia), las del Líbano (a poco más de 100 km) e imaginar las ya más lejanas de Israel y Egipto.
Se trata de una isla máximamente estratégica, como bien señaló el viajero y escritor británico W. H. Dixon a finales del XIX: «una raza que avance hacia el Este tiene que partir de Chipre. Alejandro Magno, Augusto, Ricardo Corazón de León, san Luis de Francia… lo hicieron así. Una raza que avance hacia el Oeste tiene que partir de Chipre: Sargón de Asiria, Ptolomeo de Egipto, el gran Ciro, Harún al-Rashid el gran califa de Bagdad…, lo hicieron así… Génova y Venecia, que luchaban por el comercio con la India, lucharon por Chipre y gozaron por turno de la supremacía del país…«.
A todo ello hay que añadir su riquísima gastronomía, de raíz fuertemente griega y mediterránea, a la que se añade una delicada y sabrosa impronta oriental; y la hospitalidad de unas gentes extremadamente afables.